jueves, 12 de noviembre de 2009

lunes, 9 de noviembre de 2009

jueves, 5 de noviembre de 2009

Capítulo cinco: ¿Hasta dónde llegan los padres?

Capítulo cinco: ¿Hasta dónde llegan los padres?

"La autoridad de los padres es mucho más difícil de sostener en un mundo sin certezas, sin modelos ni apoyos en el afuera, aprendiendo a confiar en los propios valores internos y en la propia percepción. La autoridad monolítica del patriarcado estaba acompañada por un mundo jerárquico y predecible. Nosotros estamos signados por la incertidumbre, el miedo, la inseguridad, la desocupación, la falta de garantías y de certezas, por lo cual no es tan fácil saber qué hacer."[1]

Lo que señala la especialista Ramos es fundamental: en un mundo como el de hoy donde los lazos familiares parecen haberse absorbido por el tiempo, donde no existe un rol muy definido de la familia, donde los familiares son cada vez menos importantes, ¿cómo es posible acompañar a un hijo/ hermano, etc.? No debemos obviar, por otra parte, que los padres deberían trabajar en conjunto con la escuela, institución que aparentemente ha sido olvidada también. Entonces, ¿cuál es la responsabilidad de los padres respecto a los incidentes que se relacionan con esta etapa de la vida? Los adolescentes, ¿están transitando su camino menos acompañados que en un pasado?

“La delincuencia, la drogadicción, la prostitución (la maldad en sí), que ensombrecen a la humanidad no son sino frutos de la semilla que se siembran en los hogares. La familia es la base de la sociedad porque todo hombre y mujer que la conforman se hicieron en una familia. Si la familia se corrompe, la sociedad, el país, el mundo entero se corrompe.[2]

En la etapa del “adolescere”, la juventud se inclina por sus pares en vez de por su familia; pasan la mayor parte del tiempo con ellos y crean una especie de “muros” que aíslan los círculos (el de los amigos y el de la familia). Lo que es peor es que en ciertas instancias, los pares desconocen plenamente la situación familiar de su amigo, lo cual no es beneficioso para ninguno de los dos. Los amigos son un pilar fundamental ya que, en esta etapa donde se suele estar en conflicto con la familia, ellos sienten lo mismo hacia sus familias y por ende, son de gran utilidad en el momento de descarga de emociones. Es por eso que se considera indispensable la comunicación entre los círculos y el vínculo (el joven).

Según una fuente de estadísticas en Latinoamérica, Revista People es posible afirmar que:

§ El 60% de los padres renuncian a la dirección del hogar cuando los hijos se revelan o fracasan.

§ El 48% de los matrimonios de primeras nupcias fracasan

§ Cuatro de cada diez años pasan su infancia en hogares de un solo progenitor

§ El 95% de las familias de hoy sufren uno o varios de los siguientes problemas,

Frialdad y distancia moral del padre, machismo del padre e hijos varones, vidas independientes bajo el mismo techo, vicios, malos entendidos continuos por la comunicación superficial, y demás.

Los padres, en general se enfurecen al ver que sus hijos se la pasan en la computadora la mayor parte del día en vez de estudiando, cuando se escapan por las noches para poder salir con sus amigos, cuando se enteran que estuvieron bebiendo, fumando, drogándose, cuando el boletín llega al hogar y no son más que notas desaprobadas o cuando no hacen otra cosa que dormir.

Por otro lado, muchos de los adolescentes creen que sus padres están siempre en su contra, que jamás les darían la razón con tal de llevarles la contra, sienten que no los entienden, que nunca piensan en ellos, no pueden entender sus posturas, etc.

Este desprecio, rechazo por parte de los hijos, puede considerarse como un mecanismo de defensa para evitar sentirse deprimidos ante la idea del desprendimiento de los padres. La falta de comunicación puede generar aún más distanciamiento entre padres e hijos, he aquí la importancia de la comunicación. Para el estudio de la adolescencia, es imposible no estudiar a los padres y la fuerza de su resistencia a aceptar que sus hijos ya no son los mismos de antes, que, con su nueva adquisición de libertad, pueden rebelarse en su contra y que, tarde o temprano, en la mayoría de los casos, ya no vivirán bajo el mismo techo.



[1] RAMOS, María Carmen (2006), “Temores adolescentes en el siglo XXI”, disponible en: http://www.interpadres.org/biblio_detalle.php?Id=443, consultado el 5 de noviembre de 2009.

[2] CUAUHTÉMOC SÁNCHEZ, Carlos (1995), Un grito desesperado, México, Ediciones Selectas diamante.

Capítulo cuatro: La independencia y los miedos

Capítulo cuatro: La independencia y los miedos

Explorando un poco en bibliografía especializada se hace irrebatible la preocupación en el manejo de la libertad que se adquiere una vez que un individuo entra en la etapa madurativa. De hecho, se conocen muchos casos en los cuales los jóvenes, una vez que los padres les hayan otorgado más libertad, se sienten incapaces de manejarla.

Y muchas veces lo primero que hacen con su nueva libertad es portarse aún peor que antes, en lo que parecería ser un intento para lograr que los padres retomen el control sobre ellos.” (Bayard, Bayard, 1988: 71)

Mediante las anteriores palabras, se justifica la idea de cómo es que los chicos buscan esa libertad insaciablemente, muchas veces para poner a prueba el dominio por parte de sus padres, pero, una vez conseguida, quieren deshacerse de ella. Hasta entonces, los progenitores imponían su poder sobre su hijo pero una vez crecidos, deben ser conscientes de que ellos propios manejan su vida y serán los que tomen sus decisiones, no más padres asignadores. ¿Qué es lo que los aterra, qué es lo que los hace dudar? Sin rodeos, el miedo.

“En la adolescencia se pierde la caparazón de la infancia, y todo duele y asusta" (Dolto, La Nación, 2009).

No es coincidencia que los jóvenes, aturdidos por el mundo que les espera, se refugien en otros. La presión que ejerce el mundo externo, el tener que tener cierta madurez, las ideas claras, paraliza e intriga. La tentativa de poder manejar la vida tal como uno quiera los seduce, pero, no pasan por alto la correlación que hay entre esa libertad y el miedo que ella ocasiona. Por eso mismo, en una primera instancia, a lo mejor, se sientan más confiados de poder manejarse por sus propios medios pero, cuando afrontan la realidad, y saben que no pueden echarse atrás, que no pueden volver a ser niños y resguardarse en los brazos de la madre, quieren regresar al estado en que mamá y papá se encargaban de decidir por ellos.

Cuando los adolescentes se salen de la protección de los grandes y se topan con el miedo mencionado, lo que suelen hacer es comportarse de una forma indebida para obligar, inconscientemente, a los padres a retarlos, a reubicarlos, a que vuelvan a decidir por ellos. Basándonos en esto, podemos entender las causas de semejantes atrocidades que cometen y que se vuelven rutinarias en el hoy. Incluso, puede ocurrir que se inclinen por generar presión por parte de la sociedad, ejemplos como por parte del colegio, de algún mayor, de algún vecino o del colegio. Esta reacción ante el miedo se reitera tantas veces como le haga falta al individuo, hasta que las ganas de ser libre puedan derivar el miedo y logren actuar por su cuenta. Mientras tanto, los padres deberían conseguir que sus hijos se hagan cargo de sus travesuras, que sean ellos los que hablen con las autoridades del colegio, que se disculpen de su vecino, del mayor involucrado.

Además, cuando se dan cuenta que son ellos los responsables de sus decisiones, se ponen molestos debido a que si se equivocan, ya no pueden culpar a otra persona. Deben experimentar, lo cual proviene acompañado del error. Sin embargo, la vida se trata de “prueba de error”; por lo tanto, una vez que sean conscientes de aquello, sabrán manejarse mejor y aprender de las malas experiencias y errores. Mientras tanto, se necesita un seguimiento de personas del entorno para que, sin tomar las decisiones por el adolescente, sí le sean de ayuda y referente a la hora de tomar una medida.

Estudios realizados por la Sociedad Argentina de Pediatría indican que una de las causas de suicidios y de la violencia que hay en el círculo de la juventud proviene del miedo. Es totalmente absurdo llegar a tal punto, el miedo es una sensación que puede controlarse, y lo que es más, uno debe acostumbrarse a ello ya que no se esfumará una vez que se alcance la adultez. Es relevante el rol de los padres en el acompañamiento durante esta fase para afrontar dicho dilema y es preciso encontrar el punto hasta el cual deben intervenir y cuándo deben dejar que sus hijos sigan solos. En el próximo capítulo se tratará dicho tema.

 La identidad en relación con la frustración

 La identidad en relación con la frustración

La relación entre la identidad y frustración es también indiscutible: la persona debe actuar como un adulto pero es tratada como un niño. Esta falta de identidad, el no saber con certeza quién uno es y cómo debe actuar hace que manifieste cuadros con por ejemplo:
 Agresividad: la tensión que se recibe se manifiesta a través de malas contestaciones, peleas con hermanos, portazos, actos de agresión.
 Vergüenza: miedo a pasar el ridículo.
 Angustia.
 Melancolía: con rastros de depresión y enojo.
Entonces, la agresividad, la vergüenza, la angustia y la melancolía son signos de una identidad frágil. La frustración toma lugar cuando estos síntomas enumerados se repiten en la vida de los adolescentes y creen que no pueden hacer nada bien, que siempre fracasarán, que nunca podrán ser aceptados, no podrán ser amados como se merecen, y demás.
En la niñez, la frustración es casi nula debido a que los niños se engendran en un ambiente resguardado por los padres; pero pronto, las exigencias toman lugar y uno debe hacerse cargo de ellas…lo cual no garantiza éxito.
La relación entre la identidad y frustración es también indiscutible: la persona debe actuar como un adulto pero es tratada como un niño. Esta falta de identidad, el no saber con certeza quién uno es y cómo debe actuar hace que manifieste cuadros con por ejemplo:
Agresividad: la tensión que se recibe se manifiesta a través de malas contestaciones, peleas con hermanos, portazos, actos de agresión.
Vergüenza: miedo a pasar el ridículo.
Angustia.
Melancolía: con rastros de depresión y enojo.
Entonces, la agresividad, la vergüenza, la angustia y la melancolía son signos de una identidad frágil. La frustración toma lugar cuando estos síntomas enumerados se repiten en la vida de los adolescentes y creen que no pueden hacer nada bien, que siempre fracasarán, que nunca podrán ser aceptados, no podrán ser amados como se merecen, y demás.
En la niñez, la frustración es casi nula debido a que los niños se engendran en un ambiente resguardado por los padres; pero pronto, las exigencias toman lugar y uno debe hacerse cargo de ellas…lo cual no garantiza éxito.
La identidad también se debilita mediante la frustración que conlleva la irritabilidad, fatiga, tensión, depresión, ansiedad. El estar constantemente variando en humor, pasar por momentos depresivos o de ansiedad o el estrés, por ejemplo, hacen que los individuos se sientan más confundidos, se salgan sobre su eje, ergo, se frustren y pierdan confianza en sí mismos.
Por último, la desilusión por el futuro y el entorno actúan sobre los adolescentes. No tener esperanza en el porvenir, no tenerse fe en ningún campo, no estar seguros de poder cambiar las características propias que disgustan, no poder avanzar en la vida, etc., son muchos factores que inciden y los hacen comportarse de una manera desventajosa. La desilusión, dada en cualquiera de los ejemplos nombrados, contribuye a la frustración y, por ende, debilita la identidad.

La identidad en relación con la autoestima

v La identidad en relación con la autoestima

“Un adolescente con autoestima aprende más eficazmente, desarrolla relaciones mucho más gratas, está más capacitado para aprovechar las oportunidades que se le presenten, para trabajar productivamente y ser autosuficiente, posee una mayor conciencia del rumbo que sigue. Y lo que es más, si el adolescente termina esta etapa de su vida con una autoestima fuerte y bien desarrollada podrá entrar en la vida adulta con buena parte de los cimientos necesarios para llevar una existencia productiva y satisfactoria.”[1]

En la cita anterior, una visión positiva se posiciona: se cree a los adolescentes satisfactorios en el aprendizaje, con altas capacidades y oportunidades y que, si poseen una autoestima alta, podrán manejarse mejor en el mundo que los espera. A la vez, se destaca la importancia de la autoestima y la relación que la misma tiene con la identidad: se puede afirmar que al ser más seguros de sí mismos, poseen una identidad más firme y por ende, transitan mejor por la etapa. Ser más independientes, asumir responsabilidades y retos y manejar las situaciones son ventajas que se adquieren con una autoestima más consistente.

“La adolescencia es uno de los periodos más críticos para el desarrollo de la autoestima; es la etapa en la que la persona necesita hacerse con una firme IDENTIDAD, es decir, saberse individuo distinto a los demás, conocer sus posibilidades, su talento y sentirse valioso como persona que avanza hacia un futuro. Son los años en que el niño pasa de la dependencia a la independencia y a la confianza en sus propias fuerzas. Es una época en la que se ponen sobre el tapete no pocas cuestiones básicas; piénsese en la vocación, en los planes para ganarse la vida, en el matrimonio, en los principios básicos de la existencia, en la independencia de la familia y en la capacidad para relacionarse con el sexo opuesto. (…)

En la "crisis de identidad" de la adolescencia, el joven se cuestiona automáticamente, incluyendo la opinión que de sí mismo ha adquirido en el pasado. Puede rebelarse y rechazar cualquier valoración que le ofrezca otra persona, o puede encontrarse tan confuso e inseguro de sí mismo que no haga más que pedir a los demás aprobación y consejos de todo tipo. Sea cual fuere su aproximación a su nueva identidad, el adolescente pasará inevitablemente por una reorganización crítica de su manera de apreciarse con el consiguiente cambio en su autoestima.[2]

Indudablemente, en las palabras citadas, está claro el mensaje de que los semi-adultos deben sobrellevar una crisis de identidad pero es la misma la que los definirá como personas en un futuro y con la ayuda de una autoestima alta, la identidad puede resultar bastante más beneficiosa, obviamente, tomando la autoestima en niveles no excesivos.

Los jóvenes deben explorarse a sí mismos, cuestionarse qué es lo que desean hacer y cómo. Pasando por alto este proceso es imposible que haya un avance en la madurez y en la formación de la persona porque, inevitablemente, se exige un cambio en la persona. Es vital que durante esta época de la vida tan abundante en habilidades y talentos hagan provecho de ellos y puedan formarse de la mejor manera posible. Igualmente, es necesaria la búsqueda de identidad ya que todos deben cuestionarse en algún momento de sus vidas si desean estudiar y qué, si desean o no casarse, si desean o no trabajar, si desean o no independizarse, etc.

Además, las fluctuaciones en la autoestima no deben alarmar a nadie ya que, evidentemente, al ponerse bajo juicio y analizarse a uno mismo, los altibajos son esperados y parte del paso de formación de una identidad.

Por último, no debe olvidarse que una autoestima positiva ayuda a relacionarse mejor con los otros, contar con una productividad personal, ser conscientes de con qué se cuenta y qué no (dones, habilidades, proezas). Nunca estaría de más aclarar que en caso de no encontrarse con un individuo con confianza en si mismo, sería conveniente resaltar y elogiar sus capacidades, respetar sus pensamientos y opiniones y hacerlo sentir digno y valioso para poder empezar a construir una identidad más firme y segura.



[1] “La autoestima en los adolescentes” disponible en: http://perso.wanadoo.es/angel.saez/pagina_nueva_173.htm, consultado el 2/11/2009

[2] “La autoestima en los adolescentes” disponible en: http://perso.wanadoo.es/angel.saez/pagina_nueva_173.htm, consultado el 2/11/2009

Capítulo tres: La identidad en la juventud

Capítulo tres: La identidad en la juventud

Los adolescentes, como ya se sabe, pasan por una etapa de egocentrismo donde el papel más importante suele ser su figura. Su fiesta de egresados, su viaje, sus salidas con amigas, sacarse fotos de ellos mismos...adquiriendo más responsabilidades creen que pueden contra el mundo, creen que pueden controlarse y manejar su alrededor.

(...) egocentrismo adolescente, definido por la incapacidad para diferenciar ese poder recién estrenado del yo que reflexiona, del universo social sobre el que se reflexiona(...) Elkind (1979) ha hallado además dos manifestaciones concretas de este egocentrismo a las que ha denominado audiencia imaginaria y fábula personal. La audiencia imaginaria nace de una autoconciencia tan acentuada que lleva al adolescente a imaginar que su conducta o apariencia es el centro de atención de todas las personas que lo rodean. Actúan así o sobreactúan para el público visible o invisible. Por su parte, la fábula personal lleva al adolescente a creer que sus vivencias son únicas y a crear una historia propia que repite ante sí misma y ante los otros(...) La fábula personal está igualmente ligada a un sentimiento de omnipotencia e invulnerabilidad. Así, los adolescentes tomarían parte en conductas de riesgo- a conducir bebidos, tener relaciones sexuales sin contraceptivos- no sólo buscando sensaciones fuertes sino en la firme creencia de que no sufrirán sus consecuencias.”[1]

Esto de actuar en público o a solas puede explicar muchas de las personalidades que adquieren los jóvenes, el por qué se comportan de una manera frente a sus padres y de otra frente a sus pares, por qué se comportan como lo hacen: los góticos o emos, por ejemplo, crean una personalidad y una imagen de sí mismos mediante la vestimenta, tipo de música, etc., pero también por cómo se presentan ellos ante los demás, como quieren que el resto los mire, como ellos actúan para ser reconocidos de tal o cual manera. Aquí entra en juego también la necesidad de llamar la atención de los adultos y de sus compañeros, situación que se da justamente optando por portarse de forma inusual, romper con la tradición e inclinarse por corrientes más alejado de lo clásico, de lo “normal”. Es así como aman pasar horas frente al espejo maquillándose, probándose ropa, sacándose fotos, hablando de ellos y de sus “experiencias únicas”; precisamente, es la fábula personal lo que los lleva a operar tan egocéntricamente, lo que los lleva a posicionarse a ellos y sus necesidades en un primer nivel.

Paralelo a la idea de este egocentrismo, se encuentra el dilema de la omnipotencia y sus consecuencias: hace que se crean capaces de resolver todas las situaciones y manejar sus propias vidas tomando decisiones. Opinan que pueden fijar el punto previo a emborracharse, opinan que pueden decir “no” antes de manejar en un estado de ebriedad, decir “no” en el momento de parar con el acto sexual…sino, ¿por qué tantos borrachos por fin de semana? ¿Por qué tantas peleas callejeras? ¿Por qué tantos embarazos y enfermedades por transmisión sexual?

Obviamente, a lo largo de la historia de la psicología, se registraron en los consultorios numerosísimos problemas con respecto a cómo encara la juventud el asunto de la identidad. Entre los síntomas de aquellos que se sentían poco aceptados, es decir, que poseían una identidad más débil, menos formada, menos desarrollada, se encontraban los siguientes:

§ Ser callado, tímido y huidizo

§ Constantemente haciendo bromas, burlas, agresiones escondiéndose de los demás

§ Tendencia a hablar de sí y no poder escuchar a los demás

§ Aparenta ser alguien que no es con ideas y opiniones que no son suyas

§ Tímido y servil con los de carácter más fuerte mientras que se aprovecha y burla a los que son más dóciles

§ Se autorotula seguido

§ Preocupación excesiva por apariencia física

§ Critica infatigablemente a los demás

Como es visible, se puede hablar de jóvenes con cierta tendencia a escapar de su debilidad y pasmarla en los demás: en todos los casos se puede ver cómo una persona con falta de identidad se preocupa por quedar bien con los que considera más fuertes y se aprovecha de los opuestos. Y hacen en ellos lo que se resisten a que el mundo hagan sobre ellos mismos: burlarlos, criticarlos.

Ya en un nivel más avanzado, debido a la carencia de la identidad, se pueden localizar términos que juegan un papel fundamental en sus vidas como son la frustración y el autoestima.


[1] MORENO, Amparo, DEL BARRIO, Cristina (2005), A la búsqueda de un lugar en el mundo, Buenos Aires, Aique Grupo Editor.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Capítulo dos: Duelos y problemáticas de la adolescencia

Capítulo dos: duelos y problemáticas de la adolescencia


Explorando un poco más en profundidad esta etapa de la vida, se pueden encontrar duelos y búsquedas. Durante este proceso, ambos términos son indispensables no sólo porque la adolescencia justamente se trata de duelos y búsquedas sino que también se los puede responsabilizar a los jóvenes de, que como están sumergidos en un período de cambios, pueden experimentar crisis que los impulse a actuar de formas indebidas.

“Lo mismo que el bramido del mar precede de lejos a la tempestad, esta tormentosa revolución se anuncia mediante el murmullo de las pasiones que nacen: una sorda fermentación advierte de la proximidad del peligro. Un cambio en el humor, arrebatos frecuentes, una continua agitación del espíritu, hacen al niño casi indisciplinable. Se vuelve sordo a la voz que lo hacía dócil: es un león enfurecido, desconoce a su guía, ya no quiere ser gobernado.”2

En cuanto a los duelos, en psicología se habla de tres duelos que son imprescindibles para el pasaje de niños a jóvenes: uno tiene la obligación de abrirse del mundo reducido de niños para poder enfrentar las responsabilidades que crecer les demanda.

Un primer duelo es el de la pérdida del cuerpo infantil. Biológicamente hablando, se localizan cambios tanto en los niños como en las niñas. Los varones comienzan a crecer en altura, empiezan a desarrollar vello axilar, facial y púbico, crecimiento del pene, se les agrava la voz, comienzan con las masturbaciones y los famosos “sueños mojados”, etc. A las mujeres le crecen las mamas, el vello axilar y púbico, comienzan a menstruar, etc., además de crecer en altura. Sabemos, también, que cuando los cambios se dan lentos en los varones genera preocupación, al igual que genera preocupación los cambios prematuros en las mujeres.

Un segundo duelo es el del rol de la identidad de niños donde los mismos tienen la necesidad de aceptar nuevos roles más adultos que los conlleva a responsabilizarse de más cosas. Estas responsabilidades los asustan, los hacen sentir desconfiados, sienten que van a fracasar, los hacen jugar con los límites…pero a la vez hay una fuerte demanda de parte del mundo externo para que acepten cuáles son las condiciones que implica crecer. Además hay una identidad bisexual infantil perdida, por lo que hace a esta etapa más compleja aún.

En tercer lugar, sucede el duelo con los padres y su resistencia, el no querer acceder que sus hijos ya no son niños.

Asimismo, pueden distinguirse tres problemas. Uno, el de los cambios corporales. Por un lado, se sienten insultados o con bronca cuando son llamados “niños” pero, como ya fue mencionado anteriormente, sufren cuando los cambios se dan a destiempo.

Otro problema, es el rol en la procreación: la sexualidad toma un lugar muy importante en sus vidas y en muchos casos, debido al escaso conocimiento sobre la sexualidad, ocurren episodios no deseados relacionados con este tema como pueden ser embarazos no buscados o la transmisión de enfermedades.

En un tercer nivel, ocurren cambios psicológicos que los confunden más:

“El adolescente siente que debe planificar su vida, controlar los cambios; necesitan adaptar el mundo externo a sus necesidades imperiosas, lo que explica sus deseos y necesidades de reformas sociales” (Aberastury, 1993: 23)

Lo que propone el psicólogo Erickson es una “moratoria social” la cual indica que los adolescentes obtienen una especie de perdón, de “moratoria” que les permite equivocarse. Esta moratoria es exclusiva de los adolescentes, no es propia de los adultos sino sólo para aquellos niños que transitan el pasaje.






1 Fotolog.com (una de miles de bitácoras pertenecientes a una comunidad). A diferencia de un álbum de fotos, en un fotolog se publican unas pocas fotos diarias, generalmente una sola. www.wikipedia.com

2 MORENO, Amparo, DEL BARRIO, Cristina (2005), A la búsqueda de un lugar en el mundo, Buenos Aires, Aique Grupo Editor.

Capítulo uno: El concepto de adolescencia y su origen

En ámbitos legales y actuales, se puede decir que la adolescencia nace gracias a tres acontecimientos

Capítulo uno: El concepto de adolescencia y su origen


"Concretamente, cuando hablamos de adolescencia, estamos aludiendo a un momento vital en el que se suceden multitud de cambios que afectan a todos los aspectos fundamentales de una persona. En la adolescencia se transforma nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestras relaciones familiares y sociales." (Moreno, Del Barrio, 2005: 15)


En la realidad, la palabra adolescencia proviene del latín "adolescere", cuyo significado es, "crecer, desarrollarse". Paradojicamente, la palabra "adolecer" significa "dolencia" por lo que se puede mal interpretar o bien, realizar un juego de palabras, utilizando ambas.
La adolescencia se diferencia de la pubertad ya que la última es un período que surge dentro de los doce/ trece años e implica cambios relacionados con la maduración del individuo propio mientras que la adolescencia abarca un contexto más amplio, engloba los círculos sociales que influyen al individuo.

Remontándonos un poco al pasado, se puede localizar, ya desde el siglo V a.C. en la Antigua Grecia una adolescencia primitiva denominada "efebía".
En cuanto a los varones, durante este período de aprendizaje, eran preparados para la vida de adultos que les esperaba mediante un servicio militar.
En cuanto a las mujeres, en la efebía, eran instruídas para cantar ritos de iniciación femenina y acudían a sitios donde se las capacitaba para la danza, poesía o gimnasia.

En la Roma Antigua, también puede diferenciarse una etapa entre la infancia y la adultez. Los varones de 15 años de edad se deshacían de la "bulla" (amuleto que llevaban en el cuello contra el mal desde el nacimiento) y la "toga" que era reemplazada por la toga viril. El problema apareció cuando se retrasó hasta la edad de 25 años la entrada total a la vida adulta, dejando a la adolescencia como un período donde, al no ser adultos aún, carecían derechos y eran marginados.
Las mujeres romanas de la época, cuando se casaban, cumplían su rito iniciatorio. La adolescencia quedaba indefinida ya que las niñas, una vez casadas, eran consideradas adultas.

En la Edad Media y Moderna, la localización de la adolescencia es más complicada.

En ámbitos legales y actuales, se puede decir que la adolescencia nace gracias a tres acontecimientos. En primer lugar, a fines del siglo XIX cuando en Estados Unidos se estableció como obligatorio la escolaridad hasta los 16 años. Esto ayudó bajando notablemente los niveles de trabajo infantil.

En segundo lugar, la repactación de leyes sobre trabajo infantil que son distintas entre los niños y los adolescentes y por último, la repactación de leyes con respecto a la delincuencia juvenil (se diferencian las de los jóvenes de las de los adultos).

Hoy en día, se puede diferenciar la etapa adolescente sin dificultad ya que las características generales entre ellos son notables. Sin embargo, no todos los adolescentes son iguales: hoy por hoy podemos encontrar distintas “tribus urbanas”. Estos subgrupos son jóvenes que comparten una identidad que no sólo habla de forma de pensar sino que también se asemejan en cuanto a vestimenta, peinado, dialecto, comportamiento, entre otros. Incluso, estas tribus urbanas reflejan los cambios que hubo durante el tiempo ya que si bien algunas de ellas se podían ver años atrás, muchas son específicamente originarias en la contemporaneidad.

Se puede, por ejemplo, hablar de la tribu “Blogger” que son jóvenes que comparten el hábito de tener un fotolog1 y subir, mayormente, autoretratos en él. Pero más allá del sitio web, suelen vestirse de forma semejante: usan chapines coloridos, remeras escritas con colores fluo y escote en “v”, anteojos, zapatillas y bailan de una forma peculiar moviendo los pies al compás de la música electrónica. Igualmente, hablan de una forma característica, como por ejemplo “aaa ree carita ruborizada”, “firmame el flogg”, etc.

También podemos hablar de la cultura “emo” cuyo término proviene de la palabra “emocional”. Se distinguen por vestirse con ropa ajustada, preferiblemente negra, se delinean con maquillaje negro al estilo gótico sin discriminar en sexo y utilizan el flequillo tapando mitad de su cara “para no ver toda la realidad”. Asimismo, se auto flagelan, con extremada frecuencia, los miembros de dicha tribu, recuren a cortarse las venas (muñecas y tobillos) para demostrar su descontento con el mundo y para fantasear con suicidios. Juntos, viven en un estado de infelicidad o melancolía, usan piercings y decoran sus prendas con tachas.

En tercer lugar, se pueden mencionar los “rugbiers”. Ellos comparten el fanatismo por el rugby pero también ser algo violentos. Esta actitud se ve cuando discriminan a aquellos que no comparten su misma pasión o se puede ver también entre distintos clubs: se genera una competencia tan grande que ocasiona odio y disgusto.

Asimismo, se podrían nombrar muchas más tribus como las “ana/mia”, los “darkees”, “rollingas”, “chetos”, etc. Sin embargo, lo que va más allá de las tribus es que, en general, se percibe una discriminación importante entre todos los grupos y esta podría ser una causa de la violencia que caracteriza a los jóvenes.






martes, 27 de octubre de 2009

martes, 6 de octubre de 2009

martes, 22 de septiembre de 2009

FICHAS BIBLIOGRÁFICAS

  • BAYARD, Robert T., BAYARD Jean (1988), ¡Socorro! Tengo un hijo adolescente. Una guía de supervivencia para padres desesperados,(título original: Help! I`ve got a teenager!) (trad.: PLACKING DE SALCEDO, Dorotea), Buenos Aires, Editorial Atlantida S.A.

  • MORENO, Amparo, DEL BARRIO, Cristina (2005), La experiencia adolescente: a la búsqueda de un lugar en el mundo, Buenos Aires, Aique Grupo Editor

  • CUAUHTÉMOC SÁNCHEZ, Carlos (1995), Un grito desesperado, México, Ediciones Selectas Diamante S.A: de C.V.

  • DE NICOLA, Alfonso, DORADO Guillermo (2002), Actualización en adicciones, Buenos Aires, Gabas editorial.

  • ABERASTURY, Arminda, KNOBEL Mauricio (1993),La adolescencia normal. Un enfoque psicoanalítico, Buenos Aires, Editorial Paidós SAICF

  • LATINI, Cielo (2006), Abzurdah. La perturbadora historia de una adolescente, Buenos Aires, Planeta.

  • PUERTO, Alonso (1997), Mi tigre es lluvia, España, Editorial Evergráficas, S.L.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Introducción


“La edad del adolecer: Introducción”
“Diversión, cambios, personalidad, enfrentamientos, dudas, crecimiento, despertar sexual” Estas son palabras claves que nos remiten directamente a lo que puede llegar a ser y lo que transita un adolescente. Teóricamente, la adolescencia puede definirse como “(…) la etapa de la vida en que se suceden una serie de cambios no sólo a nivel físico sino que también a nivel emocional, social y del desarrollo intelectual. Es un período en que comienzan a experimentarse e incorporarse cambios interiores, búsqueda de la identidad; cambios exteriores y corporales, desarrollo sexual; etapa de intercambio con el medio que los contiene.” Esta etapa transitoria donde un cambio radical se presenta, el pasaje de niño a joven, está acompañada por una serie de búsquedas pero, en líneas generales, se presenta la búsqueda de los límites. Bajo un túnel de desafíos, placer y descontrol, bienestar y abusos, el adolescente se ve constantemente seducido por elementos vinculados con la adultez y, al encontrarse en un período que lo hace vulnerable, muchas veces no sabe cómo controlar la situación. Lo importante de la adolescencia es saber dónde ofrecer y entregar toda la vitalidad, los conocimientos, la agilidad, el potencial que poseen, su curiosidad insaciable: los adolescentes son fuente inagotable de energía lo cual puede presentar dificultades y hasta riesgos inmensurables para ellos. Así como su peso, su altura, su moral, sus opiniones, cambian durante este período, también cambian los adolescentes en sí a lo largo de la historia. Como se dijo anteriormente, el concepto de adolescencia está estrechamente relacionado con el marco social y, la sociedad, inevitablemente, cambia. Las modas son otras, los ideales son otros, los personajes con los cuales se identifican son otros, ¿y la adolescencia de hoy en día? También es otra. Superficialmente, se pueden rescatar ciertas observaciones. Los jóvenes de hoy en día parecen algo confundidos en la mayoría de los casos y existen crisis de identidad que nublan el camino hacia la adultez. Por otro lado, el mundo facilista en el que habitamos, la idea de obtener las cosas rápidamente, es una realidad que se ha instaurado en esta etapa. Además, la publicidad, la pobreza, la falta de educación, el reemplazo de valores que prevalecían anteriormente, posiciona ideas y costumbres en la sociedad actual que ayudan o entorpecen la transición, según el caso. Asimismo, los padres juegan un papel fundamental en la definición de la personalidad de los adolescentes. Ambos, padres e hijos, sienten un deseo profundo de independizarse el uno del otro pero, consecuentemente, la dependencia los asusta. Los jóvenes se vuelven conscientes de que sus figuras paternas no sólo no pueden contestar todas sus preguntas sino que además, pierden autoridad sobre ellos. Es importante destacar las conductas de los padres frente a este dilema para poder analizar, en una segunda instancia, la conducta del hijo. Actualmente, ya sea por error o con razón, la adolescencia es percibida como una fase peligrosa, oscura, llena de conflictos, violencia y diversión muy lejos de ser sana. De hecho, el término adolecer significa “causar dolencia o enfermedad” Lo cierto es que, tras esta idea que muchos tienen acerca de ellos, se esconden factores como el miedo al fracaso, la construcción de la personalidad y una búsqueda interior que son imprescindibles para comprender las conductas que presentan, sus virtudes, sus defectos, sus fallas y sus logros. A lo largo de esta monografía, se intentará localizar cuáles son las dificultades que presentan aquellas personas que transcurren por esta etapa y encontrar las causas a dichas problemáticas.

(http://www.latinsalud.com/articulos/00946.asp)
(http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=adolecer)

Plan de estudio

 Título
 Subtítulo
 Cap. 1: ¿Qué es la adolescencia?
Descripción teórica
Tribus urbanas
 Cap. 2: ¿Cómo es el ambiente que los rodea hoy en día?
Publicidad, valores, ideales…
 Cap. 4: ¿Cuáles son las problemáticas que los afecta?
Educación, drogas y sus consecuencias, delincuencia, violencia
 Cap. 5: La relación con los padres
 Cap. 6: La relación con la religión en la adolescencia
 Cap. 7: Conclusión

subtítulo

"Descripción y problemáticas de la adolescencia actual"

Título de la monografía


"La edad del adolecer"