jueves, 5 de noviembre de 2009

 La identidad en relación con la frustración

 La identidad en relación con la frustración

La relación entre la identidad y frustración es también indiscutible: la persona debe actuar como un adulto pero es tratada como un niño. Esta falta de identidad, el no saber con certeza quién uno es y cómo debe actuar hace que manifieste cuadros con por ejemplo:
 Agresividad: la tensión que se recibe se manifiesta a través de malas contestaciones, peleas con hermanos, portazos, actos de agresión.
 Vergüenza: miedo a pasar el ridículo.
 Angustia.
 Melancolía: con rastros de depresión y enojo.
Entonces, la agresividad, la vergüenza, la angustia y la melancolía son signos de una identidad frágil. La frustración toma lugar cuando estos síntomas enumerados se repiten en la vida de los adolescentes y creen que no pueden hacer nada bien, que siempre fracasarán, que nunca podrán ser aceptados, no podrán ser amados como se merecen, y demás.
En la niñez, la frustración es casi nula debido a que los niños se engendran en un ambiente resguardado por los padres; pero pronto, las exigencias toman lugar y uno debe hacerse cargo de ellas…lo cual no garantiza éxito.
La relación entre la identidad y frustración es también indiscutible: la persona debe actuar como un adulto pero es tratada como un niño. Esta falta de identidad, el no saber con certeza quién uno es y cómo debe actuar hace que manifieste cuadros con por ejemplo:
Agresividad: la tensión que se recibe se manifiesta a través de malas contestaciones, peleas con hermanos, portazos, actos de agresión.
Vergüenza: miedo a pasar el ridículo.
Angustia.
Melancolía: con rastros de depresión y enojo.
Entonces, la agresividad, la vergüenza, la angustia y la melancolía son signos de una identidad frágil. La frustración toma lugar cuando estos síntomas enumerados se repiten en la vida de los adolescentes y creen que no pueden hacer nada bien, que siempre fracasarán, que nunca podrán ser aceptados, no podrán ser amados como se merecen, y demás.
En la niñez, la frustración es casi nula debido a que los niños se engendran en un ambiente resguardado por los padres; pero pronto, las exigencias toman lugar y uno debe hacerse cargo de ellas…lo cual no garantiza éxito.
La identidad también se debilita mediante la frustración que conlleva la irritabilidad, fatiga, tensión, depresión, ansiedad. El estar constantemente variando en humor, pasar por momentos depresivos o de ansiedad o el estrés, por ejemplo, hacen que los individuos se sientan más confundidos, se salgan sobre su eje, ergo, se frustren y pierdan confianza en sí mismos.
Por último, la desilusión por el futuro y el entorno actúan sobre los adolescentes. No tener esperanza en el porvenir, no tenerse fe en ningún campo, no estar seguros de poder cambiar las características propias que disgustan, no poder avanzar en la vida, etc., son muchos factores que inciden y los hacen comportarse de una manera desventajosa. La desilusión, dada en cualquiera de los ejemplos nombrados, contribuye a la frustración y, por ende, debilita la identidad.

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